Asociación Panameña de Psicoanálisis

VACIO PSÍQUICO Y LA MADRE AUSENTE

Dra.  Anabella Sosa de Brostella. Psicoanalista APAP – IPA

Quisiera conversar con ustedes hoy sobre un tema de muchísima importancia que observamos en la clínica de hoy día con frecuencia. EL DESARROLLO DEL VINCULO AFECTIVO CON EL NIÑO Y LA FORMACION DEL VACIO PSIQUICO. Voy a referirme al vacío psíquico como una sensación de vacío emocional creada desde los inicios de la vida, que invade la vida afectiva del individuo y tiene sus raíces en los años formativos de la mente del niño. Ha sido muy estudiado por el psicoanalista André Green, quien lo relaciona a la pérdida de afectividad en relación con la ausencia afectiva del cuidador primario, llamémosle la madre.

Con esto no se refiere a la pérdida definitiva o muerte de la madre sino su “ausencia” afectiva. Ella está presente pero no con su disponibilidad afectiva. Usualmente tiene que ver con que la madre está absorbida por alguna pérdida o duelo repentino, sin aviso, de algún ser querido o alguna decepción muy fuerte que afecta su amor propio de tal manera que se retira emocionalmente de la relación con el niño.  O sea que el amor y la atención vivenciados por el niño dentro del vínculo madre-hijo se pierden en un instante lo que es vivido como catastrófico en la mente del niño. (Green, 1972).

 Es un mito pensar que viajan o se separan por periodos largos y no pasa nada con el niño, de hecho, el peor estrés para un niño es la separación. 

El niño necesita, para sobrevivir física y emocionalmente, tener una relación primaria que lo traiga a la vida. Estamos biológicamente predispuestos para la misma. A través de ésta, aprende a regular sus emociones y va teniendo un sentido de quien es. Este necesita poder ir entendiendo poco a poco que la persona que lo cuida es un ser aparte de si mismo, capaz de cuidarlo aunque por momentos este llore, grite o esté descompensado en sus afectos. El niño va entendiendo con sus vivencias que este otro, la madre, soporta sus pataletas, las logra entender y con amor lo trata de calmar. Winnicott le llamó a esto el uso del objeto, cuando el bebe puede instalar en su mente a otro que ofrece la función de cuidado. Cuando esto pasa se considera que el niño gana seguridad en el ambiente, confianza en los demás y logra sentir que no debe temer a sus sentimientos de rabia ya que no lo destruirán a él ni a ningún otro (Winicott, 1964).

LOS EFECTOS CUANDO LA MADRE SE DEPRIME, SE MUESTRA AUSENTE

Cuando la madre no se encuentra disponible afectivamente para relacionarse con el niño, afecta el vínculo ya que implica una pérdida de la relación que sostenía su mente y la estaba ayudando a formarse. La madre permanece cuidando a su bebé mas su corazón no está allí con ella. Esta ausencia crea un estado emocional de vacío que expresa una pérdida experimentada a un nivel de desarrollo muy importante. El niño tiene que retirar su amor hacia la madre lo que lo debilita. Esto quiere decir que se identifica inconscientemente con la depresión de la madre. Es muy perjudicial clínicamente hablando. Se identifica con ella, de esta forma, como una manera de tenerla consigo. Esto trae como consecuencia la incapacidad de amar en la vida del niño. Es observable en la incapacidad del niño para el juego, pierde vitalidad. (se identifica con el hueco no con el objeto, desinvestidura, id negativa en vez de positiva) El escenario se complica si el padre no entra para rescatar emocionalmente al niño sino que lo deja en esa relación.

Esta pérdida queda registrada en un momento donde no hay lenguaje, no es entendida ni recordada y se registra en el cuerpo. Hay una disociación entre el cuerpo y la mente, a igual que entre lo tierno y el bloqueo de amor. El niño puede tener una búsqueda por cierto placer pero no por la totalidad de la relación. Por ejemplo, de adulto puede desarrollar ataques de pánico en momentos donde sienta mucho miedo y algo le recuerde esta falta inicial. Pueden vivir las separaciones cotidianas como momentos desgarrantes donde no pueden contener el sentimiento de angustia que les despierta. No han podido internalizar la seguridad de que estarán bien en la ausencia de otro. No pueden estar solos. En el caso de estos momentos que vivimos actualmente por el Covid, con la amenaza de separación y hasta de muerte, pueden sentir la misma sensación de que sin el cuidado de la madre o al no ser visto por otro sienten que van a morir literalmente aunque en la realidad así no fuera. El sentimiento queda sin nombre y sin poder ser reconocido. (Green, 1972). Es un terror sin nombre.

 

Otra forma de los niños de lidiar con esta situación es sintiendo una necesidad de reanimarla porque entiende inconscientemente la situación como si él hubiera creado el distanciamiento afectivo que fue impuesto por la madre en su depresión. Esto lo hace vivir su vida sin el permiso de tener placer ya que siente la responsabilidad por haber causado daño a su madre.  Empieza a cuidar a la madre y se invierten los papeles. Ahora es el niño quien vela por protegerla y rivaliza con cualquiera que tenga su atención, como con el padre o hermanos, por ejemplo. El niño tiene que lidiar con su madre como si estuviera muerta en presencia o ausente en vida. Cuando el niño no logra tener esa dosis de amor propio (narcisismo primario) que le da su madre al nacer y lo hace querer vivir, se alía mas con un narcisismo destructivo donde siente rabia por no poder ser visto suficiente. Esto crea ese sentimiento de vacío.

 

¿CÓMO SE MANIFIESTA EL SENTIMIENTO DE VACÍO DE HOY DÍA?

Cuando la madre está allí pero sin respuesta, inaccesible y triste se lleva la porción de amor que tenía para su hijo, su olor, su tono de voz y sus caricias (Green, 1972). Si supiéramos el impacto emocional que tiene en el niño este abandono temprano de su cuidado, buscaríamos apoyo para el niño y para la madre que necesita aprender a vivir nuevamente.

El niño aprende a través del juego y crea su capacidad de juego al usar el mundo externo con su propia independencia y autonomía. Eso se ve coartado si muy tempranamente el niño ha aprendido que debe cuidar a la figura de autoridad y deja de jugar como signo de que algo mas grande le preocupa. El niño necesita que lean sus emociones y su necesidad afectiva para aprender sobre la misma y sentir una coherencia consigo mismo.

 

¿QUÉ PASA CON LA FALTA DE AMOR TEMPRANA?

La falta de amor y el abandono son los elementos individuales psicológicos presentes en la mayoría de las personas que recurren a las drogas. Se observa que existen muchos factores constitucionales, de relaciones tempranas, de experiencias de depresión de la madre y un padre ausente, la invasión de límites del otro hacia el niño donde siempre se está manipulando y negando lo que este pueda desear o sentir, impidiendo sus propios sentimientos y hablando por ellos. Al ser abandonado emocionalmente, se crea con frecuencia una personalidad narcisista que utiliza la droga para evitar este sentimiento de vacío y futilidad. Mas que para calmar el dolor o la depresión (González Guerras, 2008). 

Con las drogas se busca esa sensación de sentimiento de poder. La intolerancia de los afectos tiene como resultado la huida a estados alterados como los que provoca la droga.

El Doctor Kalina toma en cuenta las siguientes características de familias que pueden generar una personalidad preadicta. Veamos estos puntos para poder tener en mente formas de hacer prevención:

-Uso indiscriminado de medicamentos

-Uso de tabaco compulsivamente cuando se presentan situaciones de ansiedad

-Consumo de alcohol o comida cuando hay tensiones

-Comprar, trabajar o hacer cosas de manera compulsiva para no sentir angustia (González Guerras, 2008).

 

Como vemos no se desarrolla en la familia un ambiente donde se puede pensar y sentir sino actuar. Se “hace” algo para poder lidiar con la vida emocional en vez de pensar y reflexionar en los estados emocionales para contenerlos y lidiar con ellos individualmente y en las relaciones. Vemos como esta necesidad de buscar la calma a través de ingerir es un reflejo de carencias tempranas. Existe un déficit en la función parental y en esto son muchos los autores que están de acuerdo.

 

 

 

 

OTRA MANIFESTACION DEL VACIO PUEDEN SER LOS ATAQUES DE PANICO

Este sufrimiento temprano hace que la persona crezca teniendo serios problemas en la regulación de sus afectos, tolerar la frustración y necesita poder recordar o “historizar” estas carencias para elaborarlas en el tratamiento psicoanalítico y vivir mas libremente su día a día sin reverberar esta situación en cada momento actual de su vida.

Existe consenso entre diferentes disciplinas que tratan los ataques de pánico que existen circunstancias que han pasado en la vida de la persona que les han causado mucho temor pero ellos se han disociado de la situación que les ha causado el miedo. La persona puede tener sensibilidad neurobiológica al abandono provocado por situaciones tempranas de pérdida (Blechner, 2007). En los ataques de pánico la persona siente un miedo enorme pero no puede conectarlo con ninguna idea o experiencia conscientemente. El psicoanálisis busca entender los vínculos cognitivo-afectivos inapropiados para reestablecer vínculos cognitivo-afectivos apropiados a través del entendimiento dentro de la relación terapéutica.

 

Hoy vivimos una pérdida compartida por todos con la realidad del Covid19. Nos ha hecho experimentar la pérdida de nuestra cotidianidad, de nuestras relaciones, de nuestros trabajos tal y como los conocíamos. Esta situación reverbera aquellas pérdidas tempranas que hayamos tenido y tiene un impacto en nuestro sentir y actuar ante la misma. La realidad la compartimos todos pero la vivencia de la misma es muy individual. Recordemos que el auto cuidado y la regulación de afecto viene de los padres, se internaliza esa capacidad y la usamos en momentos de ansiedad.

 

Es muy importante poder ser una presencia constante en la vida de los hijos y servir como base segura donde puedan depositar su amor, rabia, miedos y ansiedades para ser entendidos y lograr aprender de los mismos. Recordemos que estar presentes de manera física en casa no es lo mismo que ofrecer un vínculo de amor donde éste puede ser incondicional a pesar de los disgustos y vaivenes de la vida. La falta repentina del vínculo afectivo puede ocasionar lesiones emocionales que acompañarán al niño para siempre. Por ejemplo: un niño que se frustra al no poder dar el alimento a la abuelita a través de la computadora, ya que ésta se había tenido que ir para el interior del país a raíz del distanciamiento social por la pandemia. El mantiene con ella  un vínculo afectivo importante. Cuando la abuelita entiende durante las llamadas que esto frustra mucho al niño, le ofrece otras formas de juego que le permiten conectarse a la vez que lidian con la frustración de no estar juntos físicamente.

 

Si esta situación Covid19 va a pasar a ser un marcador en la vida de todos, tratemos de que entre las pérdidas que haya que lidiar en este momento, fuera de nuestro control, no esté la de desconexión de los padres sino por el contrario, que su refugio emocional brinde el soporte necesario para aprender de forma directa y afectiva como es posible lidiar con situaciones de incertidumbre, acompañados.

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Blechner, M.J (2007). Approaches to Panic Attacks. Neuropsychoanalysis, PEP Web.

Winnicott, D. W (1969). The Use of an Object. Int. Journal of Psychoanalysis, PEP Web.

Green, A. (1972). On Private Madness. International University Press, Madison, CT.

González Guerras, J. (2008). Psicoanálisis y Toxicomanía. Revista de Psicoanálisis, Psicoterapia y     Salud Mental, Vol. 1, No. 4.

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